Así se escribe la historia de la música

Desde El Arroyo queremos darles la oportunidad a las personas de contar más sobre las historias del rock que más les haya llamado la atención, y acá te traemos una sobre el legendario Adrian Belew.

Una historia de Adrian Belew

Entre los artistas que mejor representan los mayores logros en las últimas décadas de la música, o por lo menos en todo lo relacionado al rock, es el señor Adrian Belew. ¡Y podemos decirte que no será la única vez que hablemos sobre él!

Antes de lanzar su excelente disco, Lodger (junto al gran David Bowie), Adrian estuvo por poco tiempo en la banda de Frank Zappa, aunque este bastó para grabar un par de discos: Sheik Yerbouti y Baby Snakes.

Después de hacer todo esto, pasó a formar parte de Talking Heads, una de las mejores banda de la época y justo a tiempo para grabar Remain in Light en el año 1980.

Acá te dejamos una historia de Belew que sacamos de este enlace y que proviene de su diario personal.

Adran Belew

¿Qué nos cuenta Belew?

Adrian Belew cuenta que “en 1980 recibí una llamada telefónica para que fuese a New York y así ensayar por cuatro días el recién estrenado disco de Remain in Light, el cual solo tenía unos meses en el mercado y que, junto a Brian Eno y Talking Heads, lo hicimos en un solo día.

Y es que ellos tenían la idea de expandir ese cuarteto original y convertirla en una banda funk de 10 integrantes dividida en:

  • 2 bajos.
  • 2 teclados.
  • 2 guitarras.
  • 2 cantantes en el coro.
  • 1 batería.
  • 1 percusionista.

Logramos hacer todo esto antes de salir en el avión en Toronto el primero, y fue entonces en donde notamos en la situación en la que nos habíamos metido: ¡un festival con alrededor de 70000 personas!

Desde el helicóptero fuimos directamente tras bambalinas y allí nos encontramos con algunas de las bandas más importantes de esa épica: Pretenders, B-52, Clash, Elvis Costello, Nick Lowe, Dave Edmunds, entre otros.

Todos ellos fueron tocando en el escenario y, poco antes de que fuera mi turno, salí a dar una vuelta y no pude dejar de ver cómo algunos de los músicos estaban consumiendo cocaína directamente desde sus guitarras. Al no ser cosa mía, me echaron en poco tiempo.

Belew y Bowie

Nuestro turno no llego si no hasta el atardecer de aquel día y empezamos con el cuarteto original para interpretar Psycho Killer. Después de esto, se nos unió el resto de la banda, por lo que empezamos a tocar lo nuevo del disco y que nadie había escuchado antes.

Después de empezar a tocar Fear of Music, noté cómo la banda empezaba a aumentar la velocidad de las canciones por culpa de la cocaína. No pude dejar de pensar que iba a tener problemas con los riffs que Fripp había grabado previamente.

Más allá de preocuparme por seguir el ritmo, temía que nuestro repertorio de unos 45 minutos quedara reducido a la mitad. Por suerte, logramos mantener el control y para la banda esta presentación fue todo un éxito.

El segundo concierto fue en Central Park, pero allá solo había unas 125.000 personas.

El éxito de Talking Heads

Sin importar en dónde estuvieses, lo único que se escuchaba era a Talking Heads, por lo que, obviamente, no había un mejor momento para estar en la banda. Debido a esto, decidieron mantener a los 10 miembros y hacer una gira por Japón y en Europa (esta comenzó en Londres).

Después de un viaje de muchas horas por el atlántico, decidimos ir a cenar esa noche a un restaurante de comida rusa que estaba de moda. Al ser tantas personas, tuvimos que esperar para que nos sentaran mientras nos daban muchísima vodka.

Esto no se detuvo durante la cena: no recuerdo mucho de esa noche más allá de la gran cantidad de caviar y que nos molestábamos los unos a los otros.

Lo próximo que recuerdo después de la cena fue una llamada a las 9 de la mañana de una voz con acento británico que decía algo como: “Hola Adrian, me han dicho que no te vas de fiesta, por lo que he decidido llamarte temprano”.

Considerando que la cabeza estaba por explotarme y que no podía prestar nada de atención, le pedí a esa persona que me llamase algunas horas después.

¡Vaya suerte! Quien llamaba era Robert Fripp y lo que quería es que me uniese a él para formar una nueva banda con Bill Bruford. Esta terminó siendo King Crimson.

¿Qué te ha parecido la historia de Adrian? Sin duda, un ejemplo de lo fantástico que puede ser el mundo del rock.